Saturday, May 24, 2025
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Maximiliano Gómez, “El Moreno”: el revolucionario que desafió el poder en tiempos de represión

Por: José Miguel Mañon Martínez

En la historia política de la República Dominicana, pocos nombres evocan tanto idealismo, confrontación y sacrificio como el de Maximiliano Gómez, más conocido como “El Moreno”. Líder carismático del Movimiento Popular Dominicano (MPD), fue una figura central del pensamiento revolucionario de los años 60 y 70. Su vida, breve pero intensa, encarna una época de luchas sociales marcadas por la represión, la resistencia y la búsqueda de justicia.

De San Pedro de Macorís a la revolución

Maximiliano Gómez nació en 1943, en San Pedro de Macorís, en el seno de una familia humilde. Desde joven, se inclinó hacia la política y la militancia de izquierda, en un país marcado por la herencia de la dictadura trujillista y la injerencia extranjera, especialmente de Estados Unidos.

Fue durante la década de 1960 que se forjó como líder revolucionario, convirtiéndose en una de las voces más radicales y combativas contra el régimen de Joaquín Balaguer y contra la ocupación estadounidense de 1965. Bajo su conducción, el MPD se consolidó como una fuerza marxista-leninista que abogaba por una revolución socialista en el país.

Una amenaza para el poder establecido

“El Moreno” era considerado una amenaza real para los intereses del poder, no solo por su retórica radical, sino por su creciente influencia entre estudiantes, obreros y campesinos. En una época en que los movimientos revolucionarios sacudían a América Latina, Gómez encarnaba la posibilidad de un cambio radical en la República Dominicana.

Su discurso era frontal, su estrategia clara: organizar al pueblo para derrocar el sistema capitalista dominado por las élites criollas y el imperialismo extranjero. Esta posición lo convirtió en blanco de una intensa persecución.

Exilio, conspiración y muerte sospechosa

Enfrentando la persecución del gobierno de Balaguer, Gómez se exilió en Bruselas, Bélgica. Pero ni el exilio lo alejó de la lucha. Desde Europa seguía articulando movimientos, redactando comunicados y denunciando la situación de su país.

Fue en 1971, a los 28 años, cuando su vida se apagó en circunstancias aún hoy oscuras. Según la versión oficial, fue envenenado por su compañera sentimental, supuestamente manipulada por los servicios de inteligencia. Muchos, sin embargo, creen que fue víctima de una operación encubierta del régimen dominicano con apoyo internacional.

Un legado incómodo pero vigente

El nombre de Maximiliano Gómez sigue siendo incómodo para muchos sectores. Representa una época de insurgencia, de ruptura con el orden establecido, de lucha contra el autoritarismo y el intervencionismo. Pero también simboliza el precio del compromiso político en contextos represivos.

Hoy, sectores sociales y políticos aún se inspiran en su legado. Jóvenes activistas lo recuerdan como un símbolo de dignidad y lucha anticapitalista, mientras que académicos revisitan su pensamiento en tiempos de crisis democrática y desigualdad estructural.

Conclusión: el rebelde que no pudieron callar

Maximiliano Gómez murió joven, pero su memoria persiste como la de un rebelde auténtico, uno de los últimos grandes revolucionarios dominicanos del siglo XX. Su historia no solo forma parte de la memoria de la izquierda, sino de la historia no contada de un país que aún busca justicia, equidad y soberanía.

“El Moreno” vive en la historia como una llama que no se apagó, sino que se transformó en conciencia.

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